Aborto y condena (2da. Parte)


Viernes 7 de Mayo, 6pm.

Hoy toca matrícula del nuevo ciclo. La universidad parece un hormiguero. Estoy más tranquilo, trato de acostumbrarme a la idea de ser un padre sin futuro, con una carrera en ciernes y sin trabajo conocido. Sé que muchos han salido adelante en peores circunstancias, pero el hecho es que no pensé tener hijos. Ni ahora, ni nunca. La descendencia me parece una aberración. Prolongar en un nuevo ser mis defectos y manías, sabiendo que no podré darle lo que se merece -y no me refiero a una casa o buena educación, sino a fortaleza, dignidad y autoestima, tal vez amor- sería un desgaste innecesario de recursos.

Claro que, todavía me queda la duda. Siempre dejé que Pamela hiciera su vida con la mínima ayuda de mi parte. Odio los compromisos, odio cuando me dice que somos uno y cree que debemos contarnos todo; y cuando me aburría con historias de su trabajo le pedía que no me las contara por intrascendentes.

Hace años le dije cuatro cosas, que no han cambiado desde entonces:

1. Eres libre de irte cuando quieras, no hay compromiso entre nosotros.

2. Eres libre de hacer lo que sea para conseguir tus objetivos, siempre y cuando no me pidas ayuda. Yo te ayudaré, pero debes entender que no tengo la obligación de hacerlo.

3. Fidelidad es nunca sacarme la vuelta. Lealtad es contármelo antes de hacerlo. Prefiero que seas leal.

4. Nunca, pero nunca respondas a una pregunta con una mentira. Prefiero el silencio.

Sé que es raro, pero la rareza es uno de mis rasgos. Más rara es ella que decidió aceptar mis condiciones y vivir así durante más de siete años. Por lo tanto no fue necesario que comprobara su infidelidad, me bastaba saber que me ocultó las cosas. Ahora sé que gran parte de mis dudas provienen de mi falta de interés en los detalles de su vida fuera de mí.

La veo entrar. Sus caderas anchas se abren paso entre la multitud. Otea cada una de las mesas de la biblioteca, hasta que me ubica aliviada.

-Te odio con toda mi alma.

-No digas eso, Walter.

-Claro que sí. Tú lo planeaste todo. Te fuiste a Lima sabiendo que estás embarazada. Sabías que te pediría que abortaras. Querías protegerlo porque es la única esperanza para continuar a mi lado. Pero ¿sabes qué? Te salió el tiro por la culata. Si quieres tenerlo no te lo voy a impedir, pero eso sí, te olvidas de mí. Te pasaré una pensión y todo, pero eso no cambia las cosas entre tú y yo. No volveré contigo ¿me entiendes? Hagas lo que hagas, así me inventes diez hijos o me traigas uno original ¡no voy a volver contigo!

-Ya cállate. Si tanto dudas porqué no esperamos a que nazca para que le hagas todos los exámenes que quieras así comprobarás que es tuyo.

-Ah claro, qué conveniente para ti. ¿Y después qué? ¿Lo matamos? ¿No te das cuenta? Eso funcionaría si yo te dijera que estoy dispuesto a criar al bebé siempre y cuando fuera mío. Pero ese no es el caso, te estoy diciendo que no me importa si es mío o no, simplemente no quiero que nazca.

-Eres un monstruo.

-¡Colón!

-Ojalá mi hijo no sea como tú.

-Sí lo será, heredará todo de mí.

-Pues lo curaré con amor.

-Ya deja de hablar como Natacha novelera.

Se levanta bruscamente y va por las copias de su horario. Me quedo tragando saliva de amargura. Cuando estoy solo puedo analizar muy bien lo que me pasa, pero en cuanto ella aparece mi lógica se dispersa y me convierto en un animal. Es como si algo en Pamela me irritase desde lo más profundo, como un complejo atávico. Ahora me siento mal por decirle todas estas cosas, y hasta pienso ofrecerle disculpas bajando el tono, pero en cuanto la vea retomaré mis viejas emociones incendiarias. No hay nada peor que poner a una mujer incapaz de molestarse al lado de un hombre dispuesto a morir en un duelo verbal de acusaciones y argumentos.

-¿Ni siquiera tienes un poco de pena por él? – dice cuando vuelve a sentarse, como si nada hubiera pasado- si pudieras sentirlo, poner tu mano aquí y percibir sus latidos, quizá cambiarías de opinión. Un hijo te podría volver más humano.

-¿Oye pero tú estás loca? ya deja ese lenguaje para los sets de Televisa. Dijiste que ibas a hacer lo que yo diga ¿no? ¿O era otra de tus payasadas?

-Yo quiero tenerlo, pero no lo haré si tú no estás de acuerdo. Tiene que ser una decisión de los dos.

-Bien. Ahora a otra cosa mariposa. ¿Qué cursos llevaré?

Miré alrededor y noté miradas curiosas. Son los típicos imbéciles que vienen a la Biblioteca a cualquier cosa menos a leer.

-Si me dejas tenerlo, yo me iré de aquí y no te molestaré más. En Setiembre vuelvo a Lima a trabajar y no volverás a saber nada de nosotros.

-¿Así? ¿Y qué les vas a decir a tus padres? ¿Que eres la Virgen María?

-Estoy dispuesta a hacer todo por mi bebé. Gonzales me llamó cuando estaba en Lima y me dijo que quería estar conmigo, yo le dije que no porque estaba embarazada de ti, y él me dijo que estaba dispuesto a casarse conmigo para guardar las apariencias y no manchar mi reputación.

Gonzales es uno de los tantos subalternos del Ejército amigos de Pamela. Creo haber escuchado su nombre en dos o tres ocasiones, cuando me contaba acerca de los galanes que la halagan con piropos.

-¿Te has dado cuenta de lo que le has contestado? –pregunté.

-¿Por qué?

-Le dijiste que no podías estar con él “porque estabas embarazada” o sea que si no lo estuvieras, irías corriendo a sus brazos ¿no? Claro, y eso luego de decirme que soy y seré el único hombre en tu vida. ¿Notas lo inconsecuente que eres?

-No le dije exactamente eso…

-Además –interrumpí con la voz en alto- me dijiste que te habías enterado de tu embarazo estando de vuelta en Iquitos. ¿Cómo pudieron tener esa conversación, si supuestamente aún no sabías nada cuando estabas en Lima? Una de dos: o nadie te ha ofrecido nada y solo mientes para que crea que no me molestarás más, o siempre supiste que estabas embarazada y dejaste que pasara el tiempo hasta que sea demasiado tarde para un aborto.

-Me hice una prueba de orina en Lima, dio positivo, pero cuando empecé a sangrar dejé de preocuparme, luego me volví a preocupar cuando noté que los sangrados no eran normales y finalmente me hice una ecografía. Eso fue todo.

-Eres una mentirosa de las buenas.